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sábado, 5 de diciembre de 2015

Visita al Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla



 En la entrada de esta semana me dispongo a contar la excursión al Fondo Antiguo de la Universidad de Sevilla, la cual comenzó siendo una universidad de tamaño muy reducido en la actual sede de Bellas Artes y anteriormente en la pequeña iglesia cercana a la Universidad actual. Si duda alguna, este edificio del siglo XVIII me fascinó bastante por su solemnidad y belleza singular, ya que, en otros tiempos fue la  Real Fábrica de Tabacos de Sevilla cuando todavía España mantenía el monopolio de los tabacos que llegaban de América y estos fabricados aquí se exportaban al resto de Europa. La fábrica cerró alrededor de 1940 y pasó a convertirse en la universidad actual. En concreto la visita que nos concierne se centra en el Fondo Antiguo de la universidad donde residen la mayoría de libros donados de conventos y de desconocida procedencia que conforman uno de los espacios más increíbles de esta universidad teniendo ejemplares pertenecientes al siglo XVI cercanos a la invención de la imprenta. La bibliotecaria Ampro nos estuvo hablando sobre estos libros, algunos de ellos incunables, respecto a su portada, encuadernación, los grabados de su interior, la pigmentación de algunas páginas incluso la decoración de cada inicio de capítulo de uno de los más antiguos que destacaba por la presencia de oro y plata. Nosotros nos encontrábamos en la planta más alta del edificio y pertenecíamos al grupo de las 11 y cuarto, debido a el tamaño de la sala donde nos dieron la charla y para evitar molestar a los expertos que allí trabajaban entramos por grupos. Mes sorprendió sobremanera los índices de libros prohibidos escritos por la Inquisición para hacer un listado de los libros y autores que no debían leerse, pero algunos libros solo habían sido censurados también por este nefasto organismo religioso que se denominaba Inquisición, en algunos casos solo ciertas frases, pero en otros páginas enteras. Amparo debía tocar los ejemplares con guantes para evitar su deterioro y sobre todo la transmisión de algún tipo de enfermedad porque recordamos que el papel se elaboraba a partir de piel de animales. Algunos libros estaban muy dañados por la acción de ciertos insectos pero gracias a la web e Internet gran parte de esta preciosa colección se halla digitalizada y por lo tanto a salvo del paso del tiempo. Para finalizar me gustaría añadir que esta excursión me hizo aprender datos e información que antes desconocía además de señalar la increíble labor de las personas encargadas de preservar estos resquicios históricos de nuestra nación.
























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